La cuenta atrás para la clausura de la exposición de Las Edades del Hombre en Toro ya ha comenzado, y este fin de semana los rezagados tienen la última oportunidad para visitar AQVA, la exitosa muestra de arte sacro que durante medio año ha elevado el nombre de Toro a los altares del turismo.
Han sido seis meses de emociones, de resurgir del olvido de una ciudad monumental y con maravillosos recursos patrimoniales que desde hace décadas buscaba esta oportunidad única que los toresanos, hosteleros y empresarios locales no han dejado pasar de largo. Toro se ha visto crecerse ante los grandes retos que se le avecinaban desde que la ciudad fuera designada en plenas fiestas de San Agustín como inminente sede de Las Edades del Hombre, un honor recibido con los brazos abiertos por toda la ciudad, con su alcalde, Tomás del Bien, a la cabeza.
La colaboración de todas las instituciones, el duro trabajo de planificación, reunión de recursos económicos, convocatoria de voluntarios y la implicación de todos los vecinos de Toro, ha tenido su recompensa, que ha llegado en forma de calles abarrotadas, bares y restaurantes abiertos hasta altas horas de la madrugada, miles de visitantes, una efervescencia que ha colocado a Toro en el lugar que le corresponde en el mapa turístico de Castilla y León, y cuya huella debe permanecer en el tiempo, después de este ímprobo esfuerzo que finaliza el lunes.
El Ayuntamiento ha aderezado de forma sobresaliente la celebración de AQVA con una destacada programación cultural paralela a la exposición, para dar a los visitantes una excusa más para quedarse en la ciudad, más allá de los muros de la Colegiata, dormir en sus hoteles, comer en sus restaurantes, degustar sus maravillosos caldos, admirar su inconmensurable patrimonio y señalar, en su itinerario, un punto destacado en el mapa de ciudades para recordar.
Toro ha tenido su oportunidad, el objetivo se ha cumplido, y es hoy mucho más conocida que hace apenas unos meses. Ahora solo queda esperar que el esfuerzo de los sembrado fructifique, y que el buen sabor de boca que dejó en quienes la visitaron se extienda y atraiga una nueva marea de enamorados a la ciudad de doña Elvira, que este lunes dice adiós a un sueño largamente imaginado y cumplido aquel 14 de mayo, cuando Doña Sofía inauguró la exposición. Toro y los toresanos se lo merecen.